Estamos a mitad de julio, el mes sin plástico. ¿Te has propuesto reducir el consumo de plástico en alguna parcela de tu vida? En el post del blog anterior te propusimos un reto para todos el mes en el que estamos auditando nuestros hogares para ver qué plásticos podemos erradicar y dar más pasos en un estilo de vida más sostenible.
En nuestras redes sociales estamos dando todos los días trucos e ideas concretas para ayudarte en este camino. Aún estás a tiempo de unirte al reto.
El ejercicio de hoy lo traemos al blog y te proponemos reflexionar sobre tu consumo de plástico de una manera un poco más profunda. Queremos hablar de los plásticos escondidos y ver si es posible que prescindamos de verdad de ellos.
OBSERVA TU ENTORNO
Vamos a empezar con un ejercicio muy sencillo. Mira a tu alrededor. Ahora mismo. Solo durante un minuto. Allá donde estés ¿Cuántos de los objetos que te rodean están hechos con plástico? Y ahora, piensa. ¿Existen alternativas más sostenibles para estos objetos? ¿Qué diferencia habrá entre quienes han hecho este pequeño ejercicio estando en un parque o estando en casa?
Posiblemente te darás cuenta de que mucho de lo que nos rodea tiene plástico y es difícil o imposible encontrar un sustituto, como es el caso del material electrónico (móvil, ordenador, televisión...). “Lo bueno” de estos objetos es que son duraderos. Una vez fabricados los usaremos, idealmente, durante años. Pero…
¿QUÉ QUÉ PASA CON LOS PLÁSTICOS DE UN SOLO USO?
Para nosotras son el verdadero problema. Y en nuestro día a día nos los vamos a encontrar por todas partes, sobre todo en el packaging de cualquier tipo de objeto. En la alimentación, por supuesto, pero también en casi cualquier objeto de consumo, como pueden ser juguetes, electrónica, mobiliario… ¿Cuántos elementos de plástico pueden haber en la caja en la que viene el nuevo teléfono que has comprado? Además, de los elementos plásticos del propio móvil (que ya hemos dicho que, al menos, es un objeto duradero, no de un solo uso), seguramente nos encontremos con que la caja viene con un precinto de plástico, la pantalla vendrá protegida con un plástico, habrá una bolsita de plástico para la batería, otra para los auriculares, otra para el cable del cargador…
Como sabemos que esto es prácticamente imposible de evitar, te planteamos: ¿Qué objetos de tu vida podrías sustituir por otros que sean reutilizables? Te invitamos a que pases por nuestra web y veas todas las opciones: portabocadillos, portasnacks, envoltorios de cera, bolsas de compra a granel, tazas para café o infusiones, botellas isotérmicas, pajitas, bastoncillos para los oídos, cuchillas de afeitar no desechables, discos desmaquillantes, compresas de tela, copa y bragas menstruales, pañuelos reutilizables...
¿Qué opciones has encontrado que podrían pasar a formar parte de tu consumo habitual?
¿Y QUÉ HACEMOS CON LOS MICROPLÁSTICOS?
Esto es un temazo porque, como su nombre indica, son pequeños y pueden pasarnos desapercibidos.
Hay tres lugares fundamentales en los que podemos encontrar microplásticos:
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En estropajos, esponjas, bayetas y cepillos convencionales.
Son un verdadero problema. Con el uso, estos objetos se deterioran y van desprendiendo, sin que nos demos cuenta, pedacitos pequeños de plástico que se cuelan por el desagüe. Las depuradora no pueden filtrar estas partículas y acaban en ríos y océanos dañando los ecosistemas.
Solución: pásate a estropajos, esponjas, bayetas y cepillos elaborados con materiales naturales y biodegradables que, aunque acaben en las aguas, no presentarán un peligro para el medio ambiente.
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En cosmética, productos de higiene y limpieza.
¡Qué locura! ¿No? ¿Por qué debería haber ahí microplásticos? Pues están plagados. Algunos elementos de su composición provienen del petróleo, no son biodegradables y acaban contaminando las aguas de igual forma. Pero es que, además, a veces se integran pequeñas bolitas de plástico con el fin de conseguir productos exfoliantes o con un poder limpiador mayor.
Solución: pásate a productos de cosmética, higiene y limpieza elaborados con materias primas naturales.
- En textiles
Tenemos los armarios llenos de plástico y a lo mejor no lo sabes. El poliéster está en todas partes y es casi imposible escapar de él. Es un material que permite crear prendas muy baratas y por eso prolifera en las tiendas de ropa, sobre todo en las de 'fast fashion'. Y no solo eso. También lo tenemos en las tapicerías, cortinas, toallas…
La industria textil consume una cantidad elevadísima de recursos del planeta y los gases emitidos derivados de la distribución de estas prendas es altísimo porque, mayoritariamente están elaboradas en Asia y en grandes cantidades. La gente compra y desecha con mucha rapidez porque así está diseñada la industria.
Pero es que, además, ese poliéster se va desprendiendo con los lavados. Eso hace que nuestra ropa se deteriore antes pero, sobre todo, se convierte en microplásticos que se cuelan por el desagüe contaminando ecosistemas de ríos y océanos.
La solución pasa por la compra en negocios que produzcan de forma local, con materias primas naturales y/o certificadas (GOTS u Oeko-Tex) y que sean de buena calidad para que no necesites comprar de forma frecuente.
¿QUÉ CREES QUE PUEDES HACER?
Con este post y el reto del mes sin plástico no queremos hacerte sentir culpable ni generar ecoansiedad. Lo que pretendemos es acompañarte en un tu proceso de cambio a un estilo de vida más sostenible. Así que todo lo que estamos compartiendo este mes ha de entenderse como ideas.
Revísalas, mira todo el listado y elige una. Esa que, de todas las acciones que podrías realizar te parece la más sencilla de cambiar en este momento de tu vida. ¿Te puedes comprometer a cambiarla en lo que queda de mes?