CEPILLO DURO PARA FREGAR LA VAJILLA | MANGO Y CABEZAL | VEGANO

Cepillo duro con mango ergonómico para fregar. Cerdas de tampico y mango de madera. Ecológico y vegano.

Precio regular: 5,20 €
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Precio Oferta: 5,20 €

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Descripción

Este cepillo duro con mango es perfecto para fregar vajilla, cristalería y cubertería, así como para limpiar sartenes y batería de cocina que requieran un frotado intenso.

Fabricado en Alemania con madera de haya sin tratar y cerdas vegetales de tampico, el mango de acero inoxidable permite una sujeción cómoda y ergonómica.

Además, el cabezal es reemplazable.

Un producto vegano, libre de plástico y biodegradable que cuida del medio ambiente.

Modo de empleo

Aplicar jabón en las cerdas y fregar la vajilla previamente humedecida.

Aclarar con abundante agua para que no queden restos de jabón y dejar secar al aire.

Instrucciones y cuidados

Dejar secar al aire.

Dimensiones

Largo del mango: 25 cm

Diámetro del la base del cepillo: 5 cm

Diámetro aproximado de las cerdas del cepillo: 8 cm

Características

Este cepillo duro con mango sirve para fregar vajilla, cristalería y cubertería.

También es apto para limpiar la batería de cocina y sartenes que necesiten frotado intenso.

Está fabricado en Alemania, con madera de haya sin tratar y cerdas vegetales de tampico (un tipo de ágave). El mango cuenta con dos piezas de acero inoxidable. Una para sujetar el cabezal y otra, como gancho para colgar.

El mango permite ejercer fuerza cómodamente, sin adoptar posturas encorvadas mientras fregamos.

Es un producto muy resistente y duradero. Cuando es necesario, el cabezal puede ser reemplazo gracias a estos recambios.

Es un producto vegano.

Cuidado para el medio Ambiente

Es un producto vegano, libre de plástico y biodegradable, por lo que, no hay riesgo de contaminar las aguas si se desprende alguna cerda. Todo lo contrario sucede cuando usamos estropajos convencionales, elaborados con derivados del petróleo. Con el uso, se van deshaciendo y se desprenden pequeñas partículas de plástico que las depuradoras no son capaces de filtrar. Esos microplásticos acaban contaminando ríos y océanos, poniendo en grave riesgo la biodiversidad acuática.